Il quotidiano spagnolo ha eliminato un editoriale,
durissimo contro la gestione della crisi dell'Eurozona da parte della
cancelliera tedesca Angela Merkel, accusata di aver "dichiarato
guerra all'Europa al fine di difendere lo spazio vitale economico tedesco".
ROMA (WSI) - Il
quotidiano spagnolo El Pais ha censurato oggi un articolo, durissimo contro la
gestione della crisi dell'Eurozona da parte della cancelliera tedesca Angela
Merkel, che era stato pubblicato nella sua edizione regionale andalusa. Secondo
molte segnalazioni apparse su Twitter, nell'articolo si paragonava Merkel a
Hitler, per aver "dichiarato guerra all'Europa al fine di difendere lo
spazio vitale economico tedesco".
Al posto
dell'articolo, nel sito online del Pais si trova ora una spiegazione della
censura: "El Pais ha ritirato dal suo sito web l'articolo 'La Germania
contro l'Europa', firmato da Juan Torres López e pubblicato nella sua edizione
andalusa, perché conteneva affermazioni che questo quotidiano considera
inappropriate". La direzione del giornale esprime rammarico per il fatto
che "un errore nel dispositivo di supervisione editoriale abbia consentito
la pubblicazione del materiale citato", e sottolinea che "le opinioni
espresse da Torres López rappresentano solo l'autore. (TMNews)
Fonte: visto su
NOCENSUA. com, di domenica 24 marzo 2013-03-24
In merito all'articolo El
País censura articolo che paragona Merkel a Hitler
Pubblichiamo da un commento sulla nostra pagina
di Gigi Pieri:
Ciao nocensura, non è per spammare, ma non so come
comunicare privatamente con voi. Ho tradotto l'articolo censurato da El País
perchè spero lo possiate far girare. Grazie!
Questo è l'originale, che è stato salvato dalla censura:
El artículo de Juan
Torres censurado:
"Es muy significativo que habitualmente se hable de “castigo” para referirse a las medidas que Merkel y sus ministros imponen a los países más afectados por la crisis. Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias. Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficit comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países. Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%. Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009). Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias. Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania. Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional. La tragedia es la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos, y que estos, en lugar de defendernos con patriotismo y dignidad, nos traicionen para actuar como meras comparsas de Merkel."
"Es muy significativo que habitualmente se hable de “castigo” para referirse a las medidas que Merkel y sus ministros imponen a los países más afectados por la crisis. Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias. Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficit comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países. Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%. Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009). Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias. Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania. Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional. La tragedia es la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos, y que estos, en lugar de defendernos con patriotismo y dignidad, nos traicionen para actuar como meras comparsas de Merkel."
L’ARTICOLO DI JUAN TORRES, CENSURATO DA EL PAÍS TRADOTTO IN ITALIANO:
“È molto significativo che abitualmente si parli di
“castigo” per riferirsi alle misure che la Merkel e i suoi ministri impongono
ai paesi più colpiti dalla crisi.
Dicono ai propri compatrioti che devono castigare le nostre
irresponsabilità affinché il nostro scialacquamento e i nostri debiti non li
debbano pagare adesso i cittadini tedeschi. Però il ragionamento è falso perché
gli irresponsabili non sono stati i popoli ai quali adesso la Merkel si impegna
a castigare, ma le banche tedesche che sta proteggendo e quelle degl’altri
paesi alle quali prestarono capitali, in questo caso si che irresponsabilmente,
per ottenere guadagni multimilionari.
I grandi gruppi economici europei riuscirono a stabilire un
modello di unione monetaria molto imperfetto e asimmetrico che da subito ha riprodotto
e ingrandito le differenze originarie tra le economie integranti. Inoltre,
grazie alla sua enorme capacità d’investimento e il gran potere dei suoi
governi, le grandi compagnie dei paesi del nord riuscirono ad appropriarsi di
una grande quantità di aziende, o addirittura interi settori economici, dei
paesi periferici come la Spagna. Tutto ciò ha provocato grandi deficit
commerciali in questi ultimi paesi e un forte surplus in Germania e in forma
minore in altri paesi.
Parallelamente le politiche dei successivi governi tedeschi
concentrarono ancora di più i redditi verso la cima della piramide sociale,
aumentando quindi il loro già alto livello di risparmio. Dal 1998 al 2008 la
ricchezza del 10% della popolazione tedesca più ricca, passò dal 45% al 53% del
totale; quella del 40% (classe media) dal 46% al 40% e quella del 50% della
popolazione più povera dal 4% all’1%.
Queste circostanze misero a disposizione delle banche
tedesche ingenti quantità di liquidità. Però invece di dedicarla a migliorare il
mercato interno tedesco e la situazione della popolazione con un reddito più
basso, la usarono (circa 704000 milioni di euro fino al 2009, secondo la Banca
dei Regolamenti Internazionali ) per finanziare i debiti delle banche
irlandesi, la bolla immobiliare spagnola, l’indebitamento delle aziende greche
o per speculare, facendo in modo che il debito privato nella periferia europea
s’impennasse e che le banche tedesche si riempissero di attivi tossici (900000
milioni di euro nel 2009).
Allo scoppiare della crisi si risentirono gravemente però
riuscirono a fare in modo che la propria insolvenza, invece di manifestarsi
come il risultato della loro grande imprudenza e irresponsabilità (alla quale
non si riferisce mai la Markel), si presentasse come il risultato dello
scialacquaggio e del debito pubblico dei paesi alle cui banche avevano prestato
i propri capitali. I tedeschi ritirarono rapidamente il proprio denaro da
questi paesi, però il debito rimaneva nei bilanci delle banche debitrici.
Merkel si eresse come la difensora delle banche tedesche e
per aiutarle mise in atto due strategie.
Uno, i salvataggi,
venduti come se fossero diretti a salvare i paesi, però che realmente
consistono nel dare ai governi denaro sotto forma di prestiti, pagati dalla popolazione
e che vengono passati alle banche nazionali affinché queste si recuperino
quanto prima per pagare i tedeschi.
L’altra, impedire che la BCE tagli dalla radice gli attacchi
speculativi contro i debiti dei paesi periferici affinché, aumentando lo
spread, si abbassi il costo di finanziazione per la Germania.
Merkel, come Hitler, ha dichiarato guerra al resto
dell’Europa, oggi per garantirsi il suo spazio vitale economico. Ci castiga per
proteggere le sue grandi aziende e banche, ma anche per nascondere al suo
elettorato la vergogna di un modello che ha fatto in modo che il livello di
povertà nel suo paese sia il più alto degl’ultimi 20 anni, che il 25% dei suoi
impiegati guadagni meno di 9,15 euro l’ora, o che alla metà della popolazione
corrisponda, come ho detto prima, un misero 1% di tutta la ricchezza nazionale.
La tragedia è l’enorme connivenza tra i poteri finanziari
paneuropei che dominano i nostri governi, e che questi, invece di difenderci
con patriottismo e dignità, ci tradiscano attuando come vere e proprie comparse
agl’ordini della Merkel.”
Gigi Pieri
Fonte: visto su NOCENSURA.com, di lunedì 25 marzo 2013
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